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Monday, May 17, 2010

EL GRAN PODER DE LA FE




Con los ojos enrojecidos, Josefina Adames narra el trágico accidente que la dejó marcada para toda la vida; quedando con su cuerpo destruido por las quemaduras y el corazón roto, luego de haber perdido a su esposo, fruto de una explosión. “Recuerdo ese jueves 14 de diciembre del 2006, cuando me dirigía junto a mi esposo a buscar a mis hijos al colegio, y decidimos detenernos a comprar la comida, cuando íbamos saliendo del local, el tanque de gas estalló, llegando a alcanzarnos la explosión”.

Adames fue trasladada a la Plaza de la Salud, junto a su esposo quien falleció 15 días después del accidente; mientras, ella permaneció 39 días interna debatiéndose entre la vida y la muerte. Se enteró del fallecimiento de su pareja cuatro días antes de salir de alta.

La noticia de la muerte de su esposo le causó un dolor tan grande que cayó en depresión. Necesitó pastillas para dormir durante un buen tiempo, ya que sus sueños se habían convertido en pesadillas. Se sintió sin deseos de seguir, pero tuvo que sacar fuerzas de abajo ya que sus hijos, Mariel y Jancarlos Pérez Adames, habían perdido “el mejor padre del mundo” y por ellos “debía, tenía y podía seguir adelante”.

Adames y sus hijos tuvieron que recurrir a psicólogos para recuperarse. Admite que fue un proceso traumático. Sus niños habían quedado huérfanos de padre cuando quien trabajaba era su esposo, y ella había quedado en una situación muy crítica, necesitaba la ayuda de otros para alimentarse y bañarse. Tuvo que realizarse cinco operaciones para reconstruirse las manos, y un año de terapia para recuperar sus movimientos.

Tiempos de necesidad
Narra que en ocasiones no tenía ni para comer y que, gracias a la solidaridad de los vecinos, amigos, profesores del colegio de sus niños, y sobre todo de sus familiares, que le dieron la mano en ese momento tan difícil, pudo salir adelante.

Destaca que llegó un día en que no tenía ni para comer y un motoconchista se le apareció en su casa con una compra; recuerda también el caso de una amiga que llegó a pagarle una consulta médica, ya que no tenía dinero para pagarla.

“En una ocasión mi hermana Elba, quien administraba el capital, me dijo que ya no me quedaba nada, que todo se había agotado en tratamientos, y unos minutos más tarde llegaron del colegio de mis hijos con un sobre que contenía dinero, fue una obra de Dios”, dice. La tragedia se hizo pequeña frente al amor que recibió a raíz de esta.

Un nuevo comienzo
En noviembre del 2007, Josefina decide asistir a la Comunidad Betania, un lugar de oración que brinda ayuda a personas que están pasando por un trauma emocional o que simplemente buscan acercarse a Dios. Esta le hizo tanto bien, que se sentía con la obligación de devolver al pueblo algo de lo que había aprendido. Es así como hace las gestiones para pertenecer al grupo y así poder ayudar a otras personas.

Adames se encarga hoy de impartir talleres a personas que han pasado por momentos difíciles en la vida, y necesitan de una mano amiga.

Es un vivo ejemplo para las personas que asisten a los talleres. A través de su experiencia y su fe en Dios, ayuda a todos los que asisten con la esperanza de encontrar la paz interior que tanto desean. “Disfruto de lo que tengo, pero no desisto de perseguir lo que quiero”, es una frase que Adames utiliza mucho en su vida diaria, e intenta transmitir el positivismo a través de ésta a todas las personas que recurren a ella en busca de un consejo.

INVITA A LOS RETIROS DE LA COMUNIDAD BETANIA
Josefina Adames exhorta a toda persona que esté pasando por un momento difícil y necesite de un momento de paz que la acompañe al próximo retiro que se realizará en el mes de octubre y tendrá lugar en Manresa Loyola. Los interesados pueden escribir al correo comunidad.betania@hotmail.com.

“Las personas que han asistido a estos retiros declaran sentirse diferentes, con deseos de enfrentar la vida de forma positiva, se sienten renovadas”, manifestó Adames.

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